Entrenando la creatividad 2

Hablamos de creatividad. Valoramos la creatividad. Sabemos que es una de las 4Cs, las llamadas soft skills o competencias del siglo XXI, junto a la comunicación, la colaboración y el pensamiento crítico. Pero, ¿realmente, potenciamos la creatividad? ¿Cómo se trabaja en el aula?
¿Apoyamos a los niños en la adquisición del hábito de crear? ¿Les animamos a arriesgar, a desarrollar su propia voz, a perder el miedo a equivocarse?

Entrenar la creatividad, requiere trabajar el proceso creativo: provocar espacios de pensamiento divergente y pensamiento convergente.

El pensamiento lateral o divergente es imprescindible en la vida para
resolver todo tipo de problemas. Es las creación de opciones en modo
abierto, desde las primeras ideas que se nos ocurren, las más obvias
racionales, hasta las más surrealistas o disruptivas.

El pensamiento vertical o divergente nos permite elegir o combinar ideas y dar con la solución que aporte más valor a la historia, exposición o
producción que queremos crear.

Debemos facilitar un flujo constante, un ir y venir entre esos dos tipos de
pensamiento. De este modo, fomentando la conexión entre los dos hemisferios cerebrales, profesores y alumnos adquirimos en el día a día de la escuela el hábito de crear.

La secuencia didáctica de la PictoEscritura respeta las diversas fases del proceso creativo. Promueve actividades creativas, sin trampa ni cartón: si tenemos 25 alumnos en el aula, tendremos 25 producciones distintas. Porque dar espacio a la creatividad en el aula es dar espacio, también, a la diversidad.